Tinta/Plumín 20 X 30 cm. Sergio Astorga.

BIENVENIDOS

LA PANTALLA DEL ORDENADOR ES COMO EL INMENSO CIELO A LA ESPERA DE UNA AURORA BOREAL, ES COMO UN ARCO IRIS DE COLORES, COMO UN ECLIPSE O COMO UNA ESTRELLA FUGAZ. A FIN DE CUENTAS ES COMO UN ESPEJO DONDE TE REFLEJAS TÚ Y TUS PENSAMIENTOS. DE ESTA MANERA TE ELEVAS POR ENCIMA DE LOS MISMOS, DEJANDO DE SER PRISIONERO DE ELLOS LLEVÁNDOTE A POSEER UNA ACTITUD MÁS LIBRE CON RESPECTO A LOS DEMÁS, A TI MISMO Y A LA VIDA.

lunes, 5 de julio de 2010

VALLADOLID MUCHO MÁS DE LO QUE VES, ASÓMATE.

24 de agosto de 2009


Con la gran fortuna de poder contar con la compañía de mi hermano mayor-vivimos a unos 500 km de distancia-y nuestros respectivos compañeros de viaje por la vida, los cuatro iniciábamos con gran ilusión una escapada que prometía aportarnos momentos de recuerdo, novedades, sorpresas y un sinfín de sensaciones

Cada vez que iniciamos un nuevo viaje o excursión en la maleta, además del preciso equipaje, van una serie de objetivos. El primero en este caso era recorrer una parte de la provincia de Valladolid, el entorno de Peñafiel y más en concreto el pueblo Castrillo de Duero, cuna de El Empecinado. Durante varios años de nuestra vida fue el lugar donde, mientras nuestro padre disfrutaba de su afición a la caza, mi hermano mayor y yo disfrutamos de las posibilidades que nos ofrecía un pequeño pueblo castellano: amigos, amores, olores, sabores, paisajes…

La visita a Castrillo de Duero no defraudó y acompañados por los olores de romero, espliego y tomillo lo recorrimos buscando el recuerdo en cada rincón, las bodegas, la Plaza del Ayuntamiento, hoy jalonada con la escultura de El Empecinado y donde mi hermano y yo bailamos las noches de sábado de verano bajo la mirada atenta de los mayores del pueblo, el rio Botijas ya sin cangrejos, la era presidida por la casa que nos alojaba y antiguo lugar de trilla, la fuente… y las personas que aún quedan, testigos de nuestra pasada presencia por aquellos lugares. Entre estas quiero destacar a Alfredo, tan cercano siempre a nosotros y con quien vendimiamos con el zarcillo en mano, y a Lola, el alma de un pueblo que cuenta hoy en día con un censo de 123 habitantes y que gentilmente nos enseñó la iglesia, declarada Patrimonio Nacional y en fase de rehabilitación.

Seguidamente nos dirigimos a Peñafiel, la situación y la fuerza del sol nos recordaba que era la hora de comer. El lugar elegido para retomar energías con la sopa castellana y las chuletillas de lechazo, regados con buenos caldos de Ribera del Duero, fue el Restaurante Mª Eugenia. Os lo recomiendo por la calidad, sin excederse en los precios, y por el exquisito trato por parte de una familia de larga tradición carnicera en la zona, lo cual es garantía del origen de los productos.
La tarde también fue intensa. Recorrimos Peñafiel. Visitamos la Plaza del Coso, comprobamos que la playa artificial construida en el río Duratón permanecía en su sitio y callejeando aprovechamos para comprar vino y las exquisitas pastas de la Pastelería Lozoya. La imagen de la caja de pastas, el castillo de Peñafiel, nos recordaba nuestra siguiente visita.
Si se tiene la ocasión de visitar el Castillo de Peñafiel, es difícil olvidar la imagen. Desde lo alto se divisa todo el entorno y los viñedos que dan fama a esta zona. Hoy en día acoge el Museo del Vino y una excelente vinacoteca, que han convertido a este lugar en obligada visita lúdico-cultural. En nuestro álbum familiar hay fotos del mismo en blanco y negro.

Nuestro segundo objetivo era cumplir el lema que sirve de propaganda turística de la capital: “Valladolid mucho más que lo que ves, asómate a una ciudad que nunca olvidarás”. La primera noche ya disfrutamos de la velada en la terraza del Café del Norte, fundado en 1981, sito en la inmensa Plaza Mayor, presidida por la imagen de su fundador.

Mientras para la comunidad musulmana era el día del comienzo del Ramadán, nosotros nos deleitábamos con un buen desayuno. Habíamos madrugado para no perder el primer viaje del autobús turístico que recorre la ciudad y tras haber recogido información en la Oficina de Información y Turismo nos disponíamos a hacernos una idea de todas las posibilidades que se nos ofrecía desde el segundo piso de dicho autobús. El viaje de una hora de duración nos abrió las puertas de todos los lugares que luego, mapa en mano, nos dedicaríamos a visitar pateando ampliamente la ciudad.
Ha sido mi colaboración en La nieve-Foro de Literatura lo que ha propiciado que ahora me fije mucho más en el aspecto literario. Esta escapada y el resumen que a continuación os relato dan fe de ello.
Nos alojamos en el hotel Juan de Austria, sito en pleno núcleo urbano, en el Paseo Zorrilla. Esto ya apuntaba la que iba a ser mi primera foto al lado de la imagen del famoso escritor, situada en la confluencia de este paseo, eje principal de la ciudad, y el Paseo Recoletos. El recuerdo a José Zorrilla se respira por toda la capital. También lleva su nombre el campo de futbol. Este campo es conocido coloquialmente por “La Pulmonia”, debido a las gélidas temperaturas que soportan los hinchas y sus consecuencias.



Otro de los recuerdos fue la estancia de varios escritores famosos en la capital con ocasión de estar al amparo de la corte de Felipe II. Este fue el caso de Miguel de Cervantes. En Valladolid, residió en el periodo 1601-1606, escribió “El licenciado vidriera” y “El coloquio de los perros”. También se cree que de esta época es la primera parte de “El Quijote”. Valladolid le rinde culto como vecino de honor por sus rincones. Prueba de ello es la casa donde residió y una gran escultura enfrente del edificio de la Antigua Universidad lugar donde también hay inscritas en un escultura metálica las palabras de Zorrilla a Valladolid.

El escritor Miguel Delibes en su obra “El hereje” cita una calle de esta capital como lugar donde reside el protagonista de la misma. Hoy en día es la calle de Las Angustia. El párrafo se puede leer en una de las entradas al frondoso Campo Grande, pulmón de la ciudad. El homenaje a este escritor es una plaza y el moderno centro cultural en forma de diapasón u ola, diseñado por Eduardo Bofill y de reciente inauguración en el 2007. Ambos llevan su nombre.



En la Plaza de Poniente se pueden contemplar esculturas homenaje a Jorge Guillén y Rosa Chacel, ambos vallisoletanos.
Otros rincones relacionados con la literatura son los dos teatros más antiguos de la ciudad: “Lope de Vega” y “Calderón”, este último, sede de la famosa semana cinéfila Seminci.

Me asomé a Valladolid y aunque por centrarme en el nombre de nuestro foro solo he citado los detalles relacionados con la literatura os diré que también vi: gente, vida, negocios, cultura, gastronomía, monumentos, arte, calidad de vida…emoción y pasión…una Gran Ciudad.

Sólo me queda agradecer a nuestro compañero Aster la idea de ir por la vida con agenda para tomar apuntes y a mi hermano, que en esta ocasión ejerció de paciente fotógrafo. Sin ambos no podría haber transmitido estos momentos de lo que ha sido un largo y maravilloso fin de semana.

Alicia: A pesar de tener varios relatos en mente, resultado de mi "inspiración" a lo largo del periplo vacacional por Picos de Europa y por Cataluña, vuelvo con esta crónica resultado del último y feliz fin de semana por muchas razones. La primera disfrutar de la familia que reside lejos, la segunda recuperar recuerdos juntos y la tercera asomarme a Valladolid, un verdadero precipicio de imágenes y sensaciones.
De todo lo que hemos vivido se que os transmito una pincelada nada más. Intentaré colgar fotos en el apartado de imágenes.
Besarkadatxu bat.
Emilio Porta:Maravilloso mosaico de fotos e intenciones. Porque reflejan no sólo la ciudad por fuera, sino mucho más. Estancia del viaje y del recorrido. La vida, decía Julio Cortázar en Rayuela, no es cine, sino fotografía. Al final que sólo un albúm de fotos, de instantes fijos. Esa es la verdad, aunque yo ame el cine en la pantalla. Si miramos atrás, no es la continuidad lo que percibimos en los recuerdos, sino los momentos y sus significados. No de otra forma el hombre podría hacer suyo el pasado. Lo otro sería volver a vivirlo. Lo vivimos así. Qué bonitas fotos...
Martha Jacqueline (Kat): Ya debo desconectarme pues me quedo sin cuenta, pero me lo guardo para leerlo con calma.
Gracias por el acercamiento; lo que veo es bellísimo, ahora me asomo con detenimiento.Bye.
M.Carmen : Te estás convirtiendo en una cronista de primera.
Una ciudad hay que verla, olerla, palparla, abrir todos los sentidos y si es en buena compañía mejor...y tú, lo has conseguido.
Me alegro que hayas disfrutado.
Un abrazo.
Maribel: ¡Cuánta actividad en La Nieve durante estos últimos días! ¡La vais a derretir!
En primer lugar doy la bienvenida al nuevo compañero Emilio. Y ahora te digo, Alicia, que tiene razón Mari Carmen, estás hecha una cronista de primera. Crónica viajera y literaria. Oye, que hay muchos certámenes de relatos de viajes y seguro que presentarías uno genial.
Por razones de trabajo, mi marido viaja últimamente con frecuencia a Valladolid, precisamente marcha de nuevo pasado mañana. Yo, sin embargo, nunca he ido. Hace un par de años debía viajar a Ciguñuela para recoger un premio literario pero al final no acudí. Será en otra ocasión.
Tengo serios problemas con Internet, me paso la mitad del día sin conexión. Mi ADSL es rural (vivo en el campo) y no sé qué problema habrá que me quedo sin línea cada dos por tres. A ver si todo se normaliza pronto.Abrazos.
Aster: En fin, Alicia.
Creo que TVE debería proponerte para una segunda parte de Un país en la mochila.
Excelente reportaje. Dan ganas -lástima de vacaciones- de hacer la maleta. Bien mirado, Valladolid está ahí mismo.
Gracias. Un besazo.

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